domingo, 2 de octubre de 2011

De libros y bibliotecarios en la Sociedad 2.0

Hablar de libros y bibliotecarios [1] , hoy día puede representar según el enfoque que se adopte una problemática muy interesante y a la vez muy compleja.

El libro es sin dudas un ícono de la cultura y al mismo tiempo sinónimo de cultura y de conocimiento.


Paralelamente en los últimos treinta años [2] asistimos a un proceso continuo y vertiginoso de conformación de la información como un bien en sí mismo que contradice la lógica económica en varios aspectos.

Por ejemplo la curva de uso de la información se comporta de manera inversa a la de los bienes físicos que se degradan con el uso. En el caso de la información, su utilidad aumenta de manera proporcional a la cantidad de usuarios que la utilizan o comparten. 
Por otra parte, siendo un bien cada vez más abundante se vuelve al mismo tiempo cada vez más valioso. Aquí es, como veremos más adelante, donde podemos cruzar los caminos entre los libros y los bibliotecarios. [3]

Pero volviendo al signo de nuestros tiempos, podemos afirmar con Nicholas Negroponte [4] (NEGROPONTE, 1995) que asistimos a la convergencia de dos mundos, el mundo de los átomos, el mundo físico que conocemos desde siempre, y el mundo de los bits, aquel que carece de sustrato material, que consiste en un flujo de energía, en unos y ceros que nuestros dispositivos digitales al estilo de extensiones de nuestro propio cuerpo, interpretan y nos lo presentan como información.  


1.- La sociedad 2.0.

Como todo fenómeno coetáneo perdemos fácilmente la noción de sus dimensiones.

Veamos, de qué (y de cuánto) hablamos cuando hablamos de la tecnología y su impacto en nuestra vida cotidiana:
  • SMS 6.100 billones de mensajes en 2010. 
  • Facebook 800 millones de usuarios. 
  • Twitter 200 millones de usuarios. 
  • LinkedIn 100 millones de usuarios. 
  • Voto electrónico 135 millones de votantes en 2010 en Brasil. 
  • Teléfonos móviles 50 millones de líneas en Argentina. 
  • Youtube 1.000 millones reproducciones / día. 500 millones de usuarios 
  •  E-books 4 millones de e-books (EEUU) 
  • E-Commerce 1.000.000 millones dólares 
  • Mercadolibre 30 millones de productos. 2.700 millones de dólares /43 millones usuarios en América Latina. 

Estos números hablan por sí solos de la dimensión del cambio, y particularmente de su velocidad.
Twitter, la red de microblogging del momento, se creó en el año 2006, Facebook con sus millones de usuarios no tiene más 7 años, LinkedIn, apareció en 2002 y el omnipresente Google, el anciano del grupo, acaba de cumplir trece años.

En este proceso de convergencia surgen conflictos de manera permanente en por cuanto muchas veces aquellas herramientas que hemos pensado y desarrollado para el mundo de los átomos no resultan aplicables al de los bits; entre ellas, el DERECHO.



2.- El e-book. 

Uno de los puntos de contacto (veremos que no es el único ) entre este complejo escenario y la actividad de bibliotecarios, es por supuesto el libro digital, el e-book. En tanto y en cuanto hace al objeto de trabajo por excelencia de su actividad, el surgimiento, desarrollo y sobretodo las características que posee un e-book, impactan de lleno en el desempeño de sus funciones.

De la mano de la tecnología digital nos encontramos hoy en un punto de inflexión similar al que hace casi seis siglos atrás significó la adopción de la imprenta de tipos móviles, en términos del poder democratizador que encierra.
Coincidimos con Carr, (CARR, 2011) en cuanto a que luego de Guttemberg la (…) creciente disponibilidad de libros disparó el deseo de alfabetización y la expansión de la alfabetización estimuló aún más la demanda de libros. [5]

En aquel entonces la disponibilidad de copias de los libros, a bajo costo, representó un quiebre en la ecuación de poder derivada del monopolio del conocimiento y de la cultura. Pero también originó un cambio significativo en la tecnología de base para el acceso a ese conocimiento.

La aparición de los libros electrónicos hoy día nos remiten a este segundo fenómeno, el de las formas antes que el contenido, pero también en el siglo 15, la creación del libro como lo conocemos implicó un cambio respecto de la tecnología papiro vigente, como se puede apreciar en algunos de los videos que existen en Youtube recreando ese tipo de situaciones.[6]

De hecho podríamos comenzar a debatir incluso si estamos hablando del mismo objeto, esto es si un e-book es o no un libro, y posiblemente nos encontremos con respuestas muy interesantes, pero ese tópico excede el objetivo de estas líneas, digamos sin embargo que el libro electrónico es prácticamente un producto necesario de la sociedad de la información.

Utilizo la expresión necesario en la primera de sus acepciones: aquello “Que forzosa o inevitablemente ha de ser o suceder” (RAE).

Nacido al calor del vaticinio (otro más) de la muerte del papel, le ha llevado varios años poder instalarse como una opción válida, pero a la luz de los datos de ventas de Amazon.com, donde por primera vez para la navidad 2010 la venta de e-books superó a la de libros impresos, y de las presentaciones que se hicieron por ejemplo en la Edición 2011 de la Feria del Libro en Buenos Aires, para tomar solo dos parámetros, ha comenzado a consolidarse y a crecer de manera sostenida.

En el año 2010 en España el crecimiento de los e-books ha superado el 140% y representó más del 30% de incremento en la facturación, aunque aún muy marginal (2,9%) en el total de la industria editorial.

Pero atención, esa presencia más que módica debería ser vista como el enorme campo de acción y de crecimiento que todavía tiene. Así lo indican los más de 5 millones de unidades de Kindle, los más de 14 millones iPads vendidos, a los que recientemente debemos sumar gran variedad de dispositivos de otras marcas que se suman al mercado de ereaders y de tabletas.

El libro electrónico ha llegado para quedarse, no necesariamente para desplazar al libro impreso pero sí para disputar su atención


3.- Los bibliotecarios. 

Una manera muy acertada de ver la tarea de los bibliotecarios es al decir de MacGovern, en un sentido más amplio respecto de la importancia de su función para “la gestión de contenidos (…) que consiste en llevar el contenido correcto a la persona adecuada en su momento justo al costo idóneo

Esta afirmación siempre pertinente en cualquier contexto cobra mayor relevancia todavía, en un mundo en el que la mayor amenaza del conocimiento no se centra en la ausencia de la información sino en su superabundancia, en su calidad, y en su confiabilidad.

Hay que decir que esta relevancia está presente en la propia constitución de la profesión, así por ejemplo lo expresa la Asociación Americana de Bibliotecarios Jurídicos (AALL, por sus siglas en ingles) al mencionar entre las competencias centrales [7] de sus miembros, las de:

  • demostrar un fuerte compromiso con un servicio al cliente excelente. 
  • reconocer y se ocuparse de la naturaleza diversa de los clientes y la comunidad de la biblioteca. 
  • compartir el conocimiento y experiencia con clientes y colegas. 

Y lo propio al enfocarse al cliente:

  • evaluar la calidad, autenticidad, exactitud y costo de fuentes tradicionales y electrónicas, y comunicar la importancia de las mismas al cliente.
  • combinar el contenido proveniente de diferentes fuentes y sintetizar la información para crear productos a medida de la necesidad del cliente. 
  • crear herramientas de búsqueda y bibliográfica (manuales, ayudas, bibliografías) sobre temas legales y relacionados. 
  • monitorear las tendencias en las áreas específicas de la ley. 

Entonces si la implicancia de las funciones están sopesadas y lo que se presenta es un cambio de contexto, hay ciertas habilidades que deberían potenciarse o desarrollarse.

Así podemos incluir:

  • Tener una actitud de cambio y mejora constante del servicio que se presta 
  • Estar familiarizado o falto de temor ante el uso de nuevas tecnologías. 
  • Conocer los principios, herramientas y aplicaciones de la web social y participar de la actitud 2.0- Reconocer la necesidad de adaptación o creación de nuevos productos y servicios de la biblioteca, a las auténticas y cambiantes necesidades de los usuarios, eliminando aquellos que no satisfagan sus necesidades. 
  • Formarse y formar (a compañeros y usuarios) en el uso de estas aplicaciones. 

Ello así por cuanto la configuración de la sociedad de la información coloca a los bibliotecarios en un rol fundamental en un desarrollo equitativo de sus emergentes.
Así se lo reconoce por ejemplo en los documentos generados en la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información de Ginebra de 2003:

“ … declaramos nuestro deseo y compromiso comunes de construir una Sociedad de la Información centrada en la persona, integradora y orientada al desarrollo, en que todos puedan crear, consultar, utilizar y compartir la información y el conocimiento, para que las personas, las comunidades y los pueblos puedan emplear plenamente sus posibilidades en la promoción de su desarrollo sostenible y en la mejora de su calidad de vida …” (articulo 1) 

  • “Los creadores, editores y productores de contenido, así como los profesores, instructores, archivistas, bibliotecarios y estudiantes deben desempeñar una función activa en la promoción de la Sociedad de la Información, particularmente en los países menos adelantados.” (Artículo 32) 

4.- A modo de cierre. 

Hoy como nunca antes en la historia de la humanidad el manejo de las Tics y así como de la web semántica, son materias obligadas de conocimiento y aprendizaje del archivista, y que lo convierten en un actor central en la administración del conocimiento.[8]

Este es el gran desafío que se les presenta a los bibliotecarios de la sociedad 2.0, una tarea transcendental si se piensa que de la manera en la que la misma se aborde y se resuelva dependerá cada vez más nuestras posibilidades de acceso al conocimiento.




La Pampa, septiembre de 2011.-
Alejandro Batista


Notas:
[1] Estas líneas se corresponden con la exposición realizada en el marco del XIII Encuentro de la Red de Bibliotecas de Derecho y Ciencias Jurídicas - Bibliotecas Jurired y VI Jornadas de la Asosiación Civil de Bibliotecarios Jurídicos - ACBJ, los días 15 y 16 de septiembre de 2011, en Santa Rosa, La Pampa en la sede del Centro Judicial.
[2] Para tomar como referencia la primera computadora.
[3] En efecto el aumento de la información disponible hace cada vez más relevante la tarea de clasificación y validación de las fuentes.
[4] “Ser Digital” Nicholas Negroponte, Ed. Atlántida. 1995.
[5] Hay que incluir aquí toda la problemática vinculada con la protección de datos personales, e incluso el manejo de datos sensibles que pueden efectuar en el desempeño de sus funciones propias, los bibliotecarios y archivistas.
[6] “Superficiales. Lo que hace internet con nuestras mentes”, Nicholas Carr, Ed. Taurus. 2011. Pág. 92.
[8] Ver Competencies of Law Librarianship, AALL 2011
[9] Gestión documental y GE: Tecnologías aplicadas para la realización, recuperación y conservación de archivos, González Reale, 2010



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